sábado, 10 de junio de 2023

Presentación de Manual de Reflexología facial -Método de Terapia Reflexo Facial-

 Viernes 9 de junio/2023

Presentación de Manual de Reflexología facial
-Método de Terapia Reflexo Facial-
Ernesto Reich autor y creador del método.
Prólogo del Dr. Rogelio D´Ovidio
Editorial Dunken
Ciudad Autónoma de Buenos Aires
Argentina






















martes, 3 de mayo de 2022

El cuerpo respondió al tratamiento.

 El cuerpo respondió al tratamiento.

El cuerpo respondió al tratamiento.

¿Se comenzó por decir: buenos días?,

¿Se le preguntó cómo había amanecido hoy?,

continuando con un: ¿necesita algo?...

 

El cuerpo respondió al tratamiento.

¿A cuál tratamiento?

El tratamiento que, desconociendo al Ser,

intenta por todos los medios aliviar lo que se manifiesta,

la materialización de profundas enfermedades ancestrales.

 

El cuerpo respondió al tratamiento.

¿Cuál cuerpo?

El cuerpo físico, el emocional,

el cuerpo psicológico, ¿o el espiritual?

Sin mencionar el cuerpo social,

que desde su nacimiento,

ha entrechocado con otros cuerpos en un continuo sinfín de vínculos y rupturas.

 

El tratamiento de tratar es muy diferente a intentar.

Tratar es actuar,

es comportarse de una manera elegidamente determinada,

para con uno mismo y los demás.

 

Actuar con todos los recursos disponibles,

con toda la inteligencia desplegada,

con toda la humanidad expuesta.

 

El cuerpo respondió al tratamiento,

postrarse al sometimiento de las creencia de otros,

ante la excelsa idea del mejor bienestar.

 

El cuerpo respondió al tratamiento.

¿Convivir con un nuevo miembro?,

¿Un hermanito?, ¿un pariente?,

¿Un injerto?, o una prótesis.

 

¿Cuántas vidas necesita un cuerpo para responder a los innumerables tratamientos que el vivir ofrece?

 

El cuerpo respondió al tratamiento.

Hay que vivir la muerte para comprender la vida en su totalidad.

¿Son, el nacimiento y la muerte,

los dos extremos de una misma cuerda?

 

Según dicen,

la mayor tragedia de la vida no es la muerte, 

es abandonar la posibilidad de reír, de olvidarnos de soñar,

y desaprender la espontaneidad de amar.

También a este tratamiento responde el cuerpo.

 

El cuerpo respondió al tratamiento,

al tratamiento auto-impuesto de morir internamente a las sensaciones y sentimientos,

mientras se continúa vivo.



Ernesto Reich,

Mañana de Martes de Mayo.


jueves, 23 de diciembre de 2021

UN REGALO DIFERENTE DE NAVIDAD.

 

UN REGALO DIFERENTE DE NAVIDAD.

 

Esa mañana, aun vistiendo la amplia camisola blanca para dormir, tan blanca como su barba, comenzó a leer las cartas de pedidos de regalos.

Sus duendes asesores estaban asombradísimos, carta tras carta repetían frases similares. Como si todas hubiesen sido escritas por la misma persona. Solo de vez en cuando podía leerse al inicio el párrafo: “Querido Papá Noel….por favor, desearía…”

La mayoría comenzaba con un: “Quiero tal cosa…”, o simplemente, la nota hacía referencia al objeto en cuestión, o despreocupada y sueltamente mencionaban dos por las dudas, como si fuera una oferta de Navidad. Un clásico del: “deme dos…”, o del “dos por uno”.

Don Noel demoraba varios minutos con cada carta entre sus manos, reflexionando más allá del pedido, como sería la vida de esas personas. Cuáles serían sus necesidades. En algunos casos, Noel fantaseaba que quien pedía dos celulares seguramente era para regalar el segundo y así poder mantener una comunicación fluida con un ser querido.

Sus duendes, que leían las cartas por sobre el hombro del voluminoso personaje navideño, se reían disimuladamente o hacían morisquetas tapándose la boca para no distraer la atención en la lectura de tales reclamos, sin mencionar el modo y las faltas ortográficas.

El más anciano de los duendes, con sus gafas redondas y el ceño tan fruncido que parecía tener una sola ceja, protestaba por lo bajo.: “¡Esto se está saliendo de control!, ¡tanto regalo, tanto esto, tanto aquello…!”, ¡esto de los regalos ya no es un premio, una retribución al esfuerzo y las buenas acciones!,  ¡es una obligación en recompensa por la “vaguitud” alimentando la avaricia…!

El resto de los duendes, que compartían los pensamientos del duende Anciano, le hacían gestos para que hablara más despacio mientras asentían con la cabeza.

En otros tiempos, el “espíritu navideño” estaba construido por la esperanza, la ilusión, la dedicación, la alegría, la diversión, el cariñó, el amor. En donde sobre la mesa familiar se servía una gran bandeja decorada con momentos de reflexión, acompañada de un tazón de aceptación para condimentar, y junto a unas altas copas llenas con el cristalino liquido del perdón para el brindis.

Tal vez los pensamientos, o los gruñidos del Duende Anciano fueron oídos por Don Noel, la cosa es que de pronto saltó de su viejo sillón cayendo sobre sus dos pies y sus brazos en forma de jarro con sus puños cerrados sobre la cintura.

En la gran sala se produjo un intenso silencio, tan intenso que el “mismisimo silencio” aturdía.

Todos los duendes conocían esa pose de Don Noel, algo se avecinaba, algo drástico iba a suceder muy prontamente. Y como los que se encargaban de producir eran ellos, los duendes, tenían que estar preparados para las nuevas decisiones.

Mientras que con una mano se acomodaba la barba y con la otra los pocos pelos de la cabeza, con esa mirada acompañada de una sonrisa picaresca, comenzó a balbucear pensativo. Entonces, con voz firme dijo: “Manos a la obra, vamos a releer entre todos las cartas, y las que no tengan firma, responderemos con un –“por favor, te agradecería me indiques quien eres ya que tenemos varios pedidos iguales y sin nombre-“. Para los que han pedido dos regalos iguales, les consultaremos a quien le van a regalar el otro, así le evitamos el envió y se lo entregamos nosotros en su nombre. A los que han pedido sus regalos con un “quiero…”, les responderemos con un “que necesitas en tu vida ahora…”.

Todos los duendes comenzaron a correr de aquí para allá repartiendo hojas en blanco y lapiceras, mientras el resto de los duendes repartían las pilas de cartas con los reclamos de regalos.

-“Ah, una cosa más”- grito Don Noel, a todas las cartas las firmaremos diciendo que: “deseo que descubras ese momento de silencio que te permita reencontrarte con vos mism@ y aceptes abrazarte tal cual eres”.

 

Este es mi deseo para estas fiestas,

Un fuerte y cálido abrazo,

Ernesto Reich.

23/12/21.


jueves, 11 de marzo de 2021

BRUXISMO



 

Bruxismo es el hábito involuntario de apretar y rechinar los dientes inconscientemente.  Afecta entre un 10 y un 20% de la población, y continúa en aumento.


¿Qué produce esta afección?

¿Solo hace rechinar o apretar los dientes?


Cuando decimos apretar significa juntar muy fuertemente los dientes superiores y los inferiores, en especial  los molares.  

Los dientes no actúan por si solos.  

El hecho de apretar los dientes es ejercida por los músculos, tejidos y otras estructuras que rodean la mandíbula, por lo tanto, sostenido en el tiempo, puede presentar dolor e inflamación de la mandíbula, dolores de cabeza, de oído, hiperestesia dental (sensibilidad excesiva de los dientes porque la dentina queda al descubierto debido al desgaste), desequilibrios importantes en la articulación temporo mandibular (ATM), inconvenientes para deglutir, movilidad y pérdida de dientes entre otros problemas.

 

Desde la Odontología hasta la Psicología se plantean un sinfín de explicaciones y todas se atribuyen al origen de la afección.  Se podría considerar que cada caso tiene su verdad, ya que cada persona tendrá sus motivos, similares o diferentes de otras personas.


El comportamiento bruxópata supone una hiperactividad de algunos músculos maseteros y temporales que puede conducir a la hipertensión de los músculos de la nuca y el cuello.

La consecuencia más inmediata de todo ello es el dolor facial e incluso problemas en las cervicales y en la espalda. Otras manifestaciones derivadas son vértigos, mareos y alucinaciones acústicas.


¿Se podría decir que quien bruxa se está masticando a sí mismo?

¿Sería una agresión a sí mismo, ante la imposibilidad real o no, de agredir o cambiar lo que nos afecta?

Los dientes simbolizan las decisiones, la puerta de entrada para morder la realidad exterior, triturarla y digerirla. Los dientes son un órgano duro que representa la energía fundamental de mi ser.

Es la capacidad interior de recibir del afuera, nuevas ideas, amor y alimentos, de nutrirnos en todos los planos. 


Desde la reflexología y especialmente el Método de Terapia Reflexo Facial, la estimulación manual a través de masajes y digito-presiones, va a producir una agradable relajación, posibilitando activar la funcionalidad natural del organismo.

Acompañar a los consultantes en realizar su propio registro, tanto corporal como emocional, es una de las características de la reflexología holística en sí.

Ambas herramientas, técnicas manuales y registros, son útiles ante diferentes problemáticas.

Dada la variedad de circunstancias que provocan  “bruxismo”  y que es exclusivo de cada persona, la propuesta se centra en y trabajando sobre las reacciones que van surgiendo de sesión a sesión mientras se registras que hábitos podrían estar reforzando y sosteniendo en el tiempo esta disfunción.


Ernesto Reich, Reflexólogo Holístico / Instructor.

Creador del Método de Terapia Reflexo Facial

Director del Espacio de Reflexología Holística & terapias complementarias.

Derechos reservados: Dirección Nacional Derecho de Autor: RE-2017-10752085-APN-DNDA#MJ

martes, 12 de mayo de 2020


CARTA ABIERTA a los Reflexólogos.

Queri@s Colegas y alumnos en Reflexólogos:

Con el deseo de mejorar la calidad de vida de otras personas nos hemos formado en distintos métodos de reflexología.

Nos perfeccionamos en reflexología sintomática, en reflexología holística, en técnicas de toques suaves o muy intensos y profundos.

En reflexología de manos, en pies o el rostro.

Incorporamos metodologías peruanas, españolas, israelíes o dinamarquesas.

Descubrimos distintas áreas reflejas y movilizaciones fisioterapéuticas desconocidas.

Hemos aprendido a acompañar a nuestros consultantes desde la escucha atenta, desde la pregunta y obviamente, el masaje.

Elegimos las mejores opciones de confort para recibir y atender a los consultantes en el gabinete.

Encontramos el punto justo entre valor y precio en los honorarios por la atención que ofrecemos.

Disfrutamos nuestra labor al contactar el espacio reflejo de otra persona tanto en las manos, rostro o pies.

Estamos atentos al registrar como el masaje proporciona relajación y alivio a los malestares de la persona.

Estamos entrenados en percibir los cambios de energía y tensión en el cuerpo. Entrenados para poder leer a la persona desde la piel.

Nos conmueve esa agradable sensación de la labor cumplida en el abrazo de despedida y la sonrisa de agradecimiento de quienes salen del gabinete después de una sesión de reflexología.

De pronto toda esta realidad ha cambiado.
Lejos aún de realizar la próxima sesión, resulta inimaginable retornar a nuestras rutinas.

Los posibles protocolos de cuidados para la atención en el rubro de los masajes corporales están muy difusos.

La continuidad en los horarios de las sesiones deberá ser espaciada.

Las medidas de higiene requerirán más atención y esfuerzo.

Toda la realidad es nueva y, ante el deseo de continuar desarrollando esta beneficiosa y saludable profesión es que necesitamos adaptarnos.

Desarrollar toda nuestra creatividad y resiliencia.

Esta nueva realidad es mucho más que reordenar detalles, es reorganizar nuestros pensamientos, nuestros hábitos y nuestro rol social.

Cuando se habilite la circulación, el reencuentro cercano, el contacto, nuestra mirada también deberá ser nuevo.

Nuevo en los espacios físico, en contención, en como escuchar, en como intuir las vivencias escritas en la piel de los consultantes.

Vivencias y situaciones que posiblemente serán similares a las que nos han tocado vivir o aún estamos transitando.

Es indispensable reconstruirnos como reflexólogos.

Repensarnos en esta nueva historia que necesita ser escrita con el objetivo de edificar una nueva calidad de vida.

Repensarnos en como participar en esta nueva calidad de vida.

Hagamos uso de nuestra imaginación, proyectemos desde el pensamiento nuestro nuevo gabinete y como deseamos estar trabajando en él.

Visualicemos nuevos hábitos, recreemos imaginariamente como seria trabajar en esta diferente realidad.

Una realidad que, probablemente, será por mucho tiempo.

Cuanto más pronto pensemos en como reorganizarnos, más aliviados estaremos a la hora de recibir y acompañar la necesidad de otras personas en reorganizar sus vidas.

Comenzar a preocuparnos ahora cuando aún hay tiempo es caer en un estado de desgaste, y como ya sabemos, el estrés genera perdida de autodefensas que necesita nuestro organismo para realmente actuar.

Lo opuesto a preocuparnos es ocuparnos.

Todos los requerimientos apuntan a la higiene para evitar la propagación de contagios.

Transformemos conscientemente nuestros hábitos en el gabinete extremando el cuidado de la higiene.

Busquemos fuentes confiables y mantengámonos informados.

Evitemos los dichos de que “alguien le contó que le contaron…”

Consultemos a otros colegas o instituciones.

Estemos atentos a los protocolos que están vigentes y a los que seguramente se dictaran oportunamente.

Recurramos a todas las herramientas de sentido común a nuestro alcance para continuar desarrollando esta actividad tan necesaria en esta nueva realidad.

Aprovechemos estos tiempos para capacitarnos en nuevas alternativas terapéuticas.

Si la reflexología es un método de contacto natural, no invasivo, que estimula el auto-equilibrio natural de las personas, aportemos nuestro entusiasmo y consciencia en desempeñarnos en un nuevo comportamiento de contacto con otro, tan semejante y necesitado como uno.

Ernesto Reich, Reflexólogo Holístico, Instructor.
Socio 284/ Asociación Argentina de Reflexólogos.

lunes, 6 de abril de 2020

Resignificar la ausencia…en épocas del coronavirus.


Resignificar la ausencia…en épocas del coronavirus.



¿Qué es para vos la ausencia?
¿Una carencia?
¿El abandono de la presencia de algo o alguien?
¿La falta de existencia de algo o alguien?

Nadie está preparado hasta que la ausencia llega.
La situación de ausencia es un terreno misterioso y poco explorado, nos asalta inesperadamente y en muchos casos, solo conocemos sus síntomas y consecuencias.

Desde la desaparición de un objeto, la pérdida de un espacio social o laboral, un ser querido por distanciamiento o muerte, la ausencia produce un profundo quiebre en nuestras vidas. 

También la pérdida del ritmo diario de vida genera ausencia.
La ausencia de las rutinas cotidianas.
El transitar libremente e interrelacionarnos con quienes deseemos. Concurrir a los espacios de trabajo, de esparcimiento.

De pronto cada acto debe ser premeditadamente planificado.
El barbijo, los guantes, el alcohol en gel.
Perdemos la espontaneidad conocida, y en muchos casos en automático.
Ahora necesitamos observar más atentamente nuestros movimientos.

Todo se modifica y las convivencias se reacomodan.
Perdemos el individualismo en pos de medidas que engloban una actitud social y comunitaria.
Este nuevo orden produce tensión, estresa y como toda situación conflictiva, nos desestabiliza. 

Como seres racionales podemos recomponer las piezas en este nuevo rompecabezas desde lo intelectual.
Nuestra mente logra juntar los pedazos.
Aparecen frases y palmaditas sobre nuestros hombros.
Mensajes de texto, video llamadas, encuentros virtuales.

Aun así, en nuestro interior, algo puede quebrarse y quedar atascado.
Se alteran nuestras emociones y el modo en que vemos y disfrutamos la vida.

El efecto de la ausencia se hace presente.
En ese momento comienza el proceso del duelo, sin tiempos. 

El universo emocional de cada persona es único e irrepetible.
Cada persona transitará diferentes reacciones.
Interiormente, cada uno descubre a su ritmo cuando se cierra un ciclo en su vida, para dar lugar al comienzo de otro nuevo.

Elizabeth Kübler Ross, psiquiatra, planteó la teoría de “las cinco etapas del duelo” orientado a las personas que están en estado terminal.
La Negación; la Ira, rabia, resentimiento; el Pacto, la negociación con el dolor y culpa; la Depresión; y la Aceptación, la Resiliencia.
Estas etapas nos posibilitan, por sobre todo, poder identificar y poner palabras a algunas de las infinitas emociones que pudieran atravesarnos ante una situación de perdida.

Estas etapas carecen de un tiempo de duración y orden preciso.
Por ello, los siguientes parrafos proponen posibles situaciones que pudieran surgir.


Aceptar y permitirse estar en duelo.

Nuestra primera reacción es de desconcierto ante lo que ocurre.
También la negación.
“¡esto no puede ser!”, “me están engañando”…

La confusión, negar la realidad es tan solo un mecanismo de defensa. Necesitamos poner un muro, aislarnos, evitar el sufrimiento.
Podemos distraernos de sentir dolor, negarlo. Luego reaparecerá.

Un comienzo es permitirse estar mal.
Reconocer sentirse vulnerable, de necesitar estar contenido.
Aceptar que todos nuestros valores, intereses, ocupaciones y amistades se verán alterados.

Las costumbre pueden cambiar, desdibujarse, todo esto será pasajero.
Para transitar este momento necesitamos enfocarnos en estar presente en el ahora.
Suspender todo pensamiento de lo que hubiese sido o de lo que podría ser.
Solo existe lo que siento ahora y el momento en el que me encuentro. Instante a instante.


Aceptar y permitirse el dolor.

Si sentir dolor es algo insoportable, aceptarlo, permitirlo y expresarlo puede ser mucho peor.
Un nuevo momento en estas etapas es abrir nuestro corazón al dolor, encontrar palabras para corporizarlo.

Seguir caminando como si nada ocurriese, negando la realidad, acorazados de todos y todo, solo nos convierte en un volcán al borde de la erupción.

De a poco, necesitamos lograr expresar el miedo, el enojo, la tristeza, descubrir con que palabras podemos nombrar nuestras emociones.  
Así evitaremos que permanezcan alojadas en nuestro cuerpo con la posibilidad de provocar disfunciones.



Aceptar y permitirse el tiempo necesario para sanar.

Cuando sufrimos un accidente, luego de aceptar lo ocurrido y su dolor, lo que resta es transitar el camino de sanar.

Un camino de tiempos muy personales.
Los tiempos que necesite cada uno. El resto son estadísticas.
Desde uno a tres años, pero hasta siete años también…

Cada ser necesita transitar la perdida a su manera y de un modo sentido.
Lograr encontrar un lugar para todos esos sentimientos que, lo que o a quien se haya perdido, nunca va a escuchar. 

Este tiempo de sanación también traerá recaídas.
Circunstancias como aniversarios o fiestas que provocaran recuerdos, evocando una vez más la ausencia.


Aceptarse con paciencia.

Permanentemente sembramos paciencia ante las circunstancias de los demás.
Para con nosotros mismos, somos jueces rigurosos y poco contemplativos.

Las emociones así como llegan, nos movilizan y sacuden, también se van.
Retenerlas, como queriendo retener lo perdido, solo terminan lastimando y poniendo en evidencia el vacío de lo perdido, la ausencia.
Además, nos consume mucha energía.
Abrazarnos con paciencia, contemplarnos con la mirada de un niño, con ingenuidad, con inocencia, nos habilita a poder acompañarnos interiormente. 

Actuemos con gentileza, con actitud amorosa hacia nosotros. Recordemos que no somos el enemigo.


Aceptar que una parte de uno quiere morirse.

¿Qué sentido tiene estar sin su presencia?
Es natural ante la ausencia de un ser, surja el deseo de querer partir también.
Ante la pérdida de algo, perder el significado de vivir.
Es tan solo un sentir, una necesidad de querer conservar el contacto con lo que se ha perdido de cualquier modo. 

Los intensos sentimientos de tristeza, culpa, rabia, abatimiento o confusión son solo eso.
Sentimientos que tan solo son una parte de todas las partes que como seres nos conforman.
Observemos todas las maravillosas posibilidades con las que contamos, más allá de la oscuridad que tenga el túnel que se nos presenta por delante.


Permitirse evitar las decisiones trascendentes.

Cambiar equivocadamente un producto es fácilmente reparable.
Decidir apresuradamente, abalanzarse a nuevos proyectos, provocar la ruptura o inicios de relaciones, puede teñirse de emociones o frustraciones.
La ausencia de la distancia y objetividad necesaria para observar realmente lo que necesitamos puede provocar importantes desaciertos.


Aceptar y permitirse el descanso, la diversión, el disfrutar y la sana alimentación.

La ausencia, el abandono, despierta más desamparo.
Sentir la pérdida de aquello que nos nutre en cualquier plano, acrecienta la sensación de carecer de derecho a nutrirnos.

Conservar los horarios de sueño, la preparación de los alimentos saludables evitando excesos, la organización de momentos de esparcimiento solo o en compañía. Todo aquello que nos nutre y contiene afectivamente.
Y ante todo, descubrir y organizar el ritmo interno necesario en cada situación.


Aceptar la necesidad de contención y apoyo en otros.

Ante la sensación de minimizar una perdida y la creencia de pretender arreglarnos solito, debemos agudizar el cuidado.

Tan solo uno puede encontrar las respuestas a su propio dolor.
La presencia de otro puede facilitar las palabras que proyecten el camino.
Negar el acompañamiento es negar la posibilidad de reparar el dolor de la ausencia.

La ayuda llega cuando uno está abierto a recibirla y la pide.
Aceptar también la posibilidad de recurrir a la ayuda profesional, sea la elección y necesidad que prevalezca.


Permitirse confiar en uno mismo, escucharse.

Los pensamientos diariamente nos aturden, nos dirigen y hasta nos confunden…
Escucharnos, reconocer nuestra voz interior, es abrazar nuestra guía. Esa la voz que mas nos conoce, la que siempre nos ha acompañado en toda clase de circunstancias…y, un duelo, es una circunstancia mas en el proceso de la vida.

Resignificar la ausencia es encontrar el sentido del aprendizaje, el para que necesito transitar esta experiencia en mi vida…
Permeabilizarnos ante la ausencia para descubrir que nueva semilla puede florecer.
Es descubrir toda la fuerza interior que contenemos, por mérito propio y, la recibida en herencia de las generaciones anteriores.
Es reconocer al niño que le dejó paso al adolescente que se transformó en adulto y, todos ellos juntos, conviven dentro nuestro.

A partir de allí, se puede encontrar un nuevo significado en cada aspecto y plano de nuestra existencia.
La magia esta en encontrar la plenitud al aceptar cada momento, estando presente.

Lo que la oruga interpreta como el fin del mundo es lo que el maestro denomina mariposa. (Richard Bach)

Ernesto Reich,
Reflexólogo Holístico. Abril/2020.



La psiquiatra Elizabeth Kübler Ross (suiza-estadounidense/1926-2004) experta mundialmente en cuidados paliativos y en atención de personas en situación de pérdidas, desarrolló una teoría que llamó: Las 5 etapas del Duelo.