jueves, 7 de marzo de 2019

Para convivir con las emociones, reflexiona y actúa desde la calma


 ¿Cómo te llevas con las emociones? (quinta y ultima entrega)
* ¿Posees capacidad para detectar tus emociones?
* ¿Logras ponerle nombre a tus emociones?
* ¿Puedes expresar tu emoción… sin expresarla desde la emoción?
* ¿Qué emociones hay detrás de las reacciones de los demás? 

* Para convivir con las emociones, reflexiona y actúa desde la calma.

 
Uno de los mayores desafíos que existe es la convivencia, sobre todo con uno mismo…

Aquí comienza el verdadero camino, la acción. El desafío de llevar a la práctica el entrenamiento.

Este es el punto de quiebre donde las personas pierden las esperanzas, se frustran y abandonan.

El idealismo nos hace creer que existen personas perfectas que han superado el enojo, la angustia o el miedo.

Que sus emociones se diluyeron como por arte de magia.

Pues hay una verdad que nadie quiere revelar y es, la magia es solo eso.
La magia es brillantina de colores y paisajes incandescentes.

Las emociones son otra cosa.
Nos dan vida, nos acompañan, nos alertan, nos conectan y nos destruyen.
Todo eso junto y más.

A esto se debe la necesidad de reconocer nuestras emociones.

Identificarlas y nombrarlas.
Aprender a expresarlas sin vomitar toda la carga energética que esta contiene y, descubrir que le ocurre a los demás con sus emociones.

Todo para comenzar el mayor de los desafíos: convivir.

Convivir con nosotros mismos desde la calma, el respeto y calidez con la que nos gustaría ser tratados.

Las emociones son tan solo una parte de todo lo que somos como seres.

Convivir con nuestras emociones, y las de los demás, lleva un verdadero entrenamiento lleno de recursos.

Aprender a respirar de un modo diferente, a caminar para descargar la energía que nos sacude el cuerpo, saber pedir un espacio de tiempo-distancia para evitar mezclar las situaciones.

Reconocer el automatismo con el cual reaccionamos permanentemente.

Distinguir la diferencia de emociones provocadas por nuestros pensamientos o recuerdos de las que surgen por lo que nos ocurre en el momento presente.

Desarrollar la observación y comprensión de nuestro entorno sin juzgamientos, desde la empatía.

Descubrir que, a nuestro modo, la calma es nuestra mejor actitud, el más sabio consejero y, una fiel compañía.

Recordemos que siempre existe la opción de aceptar el error, pedir disculpas y, volver a comenzar.

¿Te fue útil la nota…?
Muchas gracias por leerme.

Ernesto Reich, Reflexólogo Holístico/Instructor.