martes, 3 de mayo de 2022

El cuerpo respondió al tratamiento.

 El cuerpo respondió al tratamiento.

El cuerpo respondió al tratamiento.

¿Se comenzó por decir: buenos días?,

¿Se le preguntó cómo había amanecido hoy?,

continuando con un: ¿necesita algo?...

 

El cuerpo respondió al tratamiento.

¿A cuál tratamiento?

El tratamiento que, desconociendo al Ser,

intenta por todos los medios aliviar lo que se manifiesta,

la materialización de profundas enfermedades ancestrales.

 

El cuerpo respondió al tratamiento.

¿Cuál cuerpo?

El cuerpo físico, el emocional,

el cuerpo psicológico, ¿o el espiritual?

Sin mencionar el cuerpo social,

que desde su nacimiento,

ha entrechocado con otros cuerpos en un continuo sinfín de vínculos y rupturas.

 

El tratamiento de tratar es muy diferente a intentar.

Tratar es actuar,

es comportarse de una manera elegidamente determinada,

para con uno mismo y los demás.

 

Actuar con todos los recursos disponibles,

con toda la inteligencia desplegada,

con toda la humanidad expuesta.

 

El cuerpo respondió al tratamiento,

postrarse al sometimiento de las creencia de otros,

ante la excelsa idea del mejor bienestar.

 

El cuerpo respondió al tratamiento.

¿Convivir con un nuevo miembro?,

¿Un hermanito?, ¿un pariente?,

¿Un injerto?, o una prótesis.

 

¿Cuántas vidas necesita un cuerpo para responder a los innumerables tratamientos que el vivir ofrece?

 

El cuerpo respondió al tratamiento.

Hay que vivir la muerte para comprender la vida en su totalidad.

¿Son, el nacimiento y la muerte,

los dos extremos de una misma cuerda?

 

Según dicen,

la mayor tragedia de la vida no es la muerte, 

es abandonar la posibilidad de reír, de olvidarnos de soñar,

y desaprender la espontaneidad de amar.

También a este tratamiento responde el cuerpo.

 

El cuerpo respondió al tratamiento,

al tratamiento auto-impuesto de morir internamente a las sensaciones y sentimientos,

mientras se continúa vivo.



Ernesto Reich,

Mañana de Martes de Mayo.