¿Cómo te llevas con las
emociones? (quinta y ultima entrega)
* ¿Posees capacidad para detectar tus emociones?
* ¿Logras ponerle nombre a tus emociones?
* ¿Puedes expresar tu emoción… sin expresarla desde la emoción?
* ¿Qué emociones hay detrás de las reacciones de los demás?
* Para convivir con las emociones, reflexiona y actúa desde la calma.
* ¿Logras ponerle nombre a tus emociones?
* ¿Puedes expresar tu emoción… sin expresarla desde la emoción?
* ¿Qué emociones hay detrás de las reacciones de los demás?
* Para convivir con las emociones, reflexiona y actúa desde la calma.
Uno de los mayores desafíos que existe es la
convivencia, sobre todo con uno mismo…
Aquí
comienza el verdadero camino, la acción. El desafío de llevar a la práctica el
entrenamiento.
Este
es el punto de quiebre donde las personas pierden las esperanzas, se frustran y
abandonan.
El idealismo
nos hace creer que existen personas perfectas que han superado el enojo, la
angustia o el miedo.
Que
sus emociones se diluyeron como por arte de magia.
Pues
hay una verdad que nadie quiere revelar y es, la magia es solo eso.
La magia
es brillantina de colores y paisajes incandescentes.
Las emociones
son otra cosa.
Nos
dan vida, nos acompañan, nos alertan, nos conectan y nos destruyen.
Todo
eso junto y más.
A
esto se debe la necesidad de reconocer nuestras emociones.
Identificarlas
y nombrarlas.
Aprender
a expresarlas sin vomitar toda la carga energética que esta contiene y, descubrir
que le ocurre a los demás con sus emociones.
Todo
para comenzar el mayor de los desafíos: convivir.
Convivir
con nosotros mismos desde la calma, el respeto y calidez con la que nos
gustaría ser tratados.
Las emociones
son tan solo una parte de todo lo que somos como seres.
Convivir
con nuestras emociones, y las de los demás, lleva un verdadero entrenamiento
lleno de recursos.
Aprender
a respirar de un modo diferente, a caminar para descargar la energía que nos
sacude el cuerpo, saber pedir un espacio de tiempo-distancia para evitar mezclar
las situaciones.
Reconocer
el automatismo con el cual reaccionamos permanentemente.
Distinguir
la diferencia de emociones provocadas por nuestros pensamientos o recuerdos de
las que surgen por lo que nos ocurre en el momento presente.
Desarrollar
la observación y comprensión de nuestro entorno sin juzgamientos, desde la
empatía.
Descubrir
que, a nuestro modo, la calma es nuestra mejor actitud, el más sabio consejero
y, una fiel compañía.
Recordemos que siempre
existe la opción de aceptar el error, pedir disculpas y, volver a comenzar.
¿Te fue útil la nota…?
Muchas gracias por leerme.
Ernesto
Reich, Reflexólogo Holístico/Instructor.
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