¿Cómo te llevas con las emociones?
(segunda nota)
*
¿Posees capacidad para detectar tus emociones?
* ¿Logras ponerle nombre a tus emociones?
* ¿Puedes expresar tu emoción… sin expresarla desde la emoción?
* ¿Qué emociones hay detrás de las reacciones de los demás?
* Para convivir con las emociones, reflexiona y actúa desde la calma.
* ¿Logras ponerle nombre a tus emociones?
* ¿Puedes expresar tu emoción… sin expresarla desde la emoción?
* ¿Qué emociones hay detrás de las reacciones de los demás?
* Para convivir con las emociones, reflexiona y actúa desde la calma.
-Siento
una cosa aquí en el pecho que me pone mal….!!!
-De
tanto pensar la cabeza se me va a explotar…!!!
-Tengo
una cosa acá en la garganta que no me deja respirar…!!!
¿Estas
sensaciones son físicas o emocionales?
¿Qué
nombre le pondríamos a estas emociones?
Decir
que tengo una cosa en el pecho es muy diferente de percibir que siento una
emoción. Y que esa emoción tiene nombre: ANGUSTIA, por ejemplo.
Al
poner nombre a nuestras emociones las podemos identificar y diferenciar. Es muy
diferente la angustia del miedo, o la envidia de la indiferencia.
Para
ello necesitamos comenzar a ampliar nuestro vocabulario emocional. Cuantas más palabras
incorporemos más opciones tendremos de reconocer y diferenciar lo que sentimos.
Te
aseguro que la sensación de nombrar una emoción por lo que es resulta magníficamente
reconfortante.
Mientras
estamos sintiendo eso en alguna parte todo se hace complejo.
Observa que al
decir: “sintiendo eso”, carece de
nombre y, nombrar: “en alguna parte”,
carece de lugar en nuestro cuerpo.
O
sea, todo está indefinido, incierto y, se presta a todo tipo de fantasías y
especulaciones.
Cuando
olvidamos lo valientes que somos para tantas cosas y perdemos el coraje de
acompañarnos a nosotros mismos, delegamos nuestras responsabilidades a otros. Esperamos
que otros resuelvan nuestras emociones y sentimientos.
Todos
sabemos que la gran mayoría de las disfunciones y patologías tienen un
componente emocional.
Una emoción que nos quedó atorada en la garganta puede desencadenar
una contractura o, afonía, tal vez faringitis o desequilibrio tiroideo.
Cuanto más
tiempo retengamos una emoción mayor serán las posibilidades de que se produzca
un desequilibrio.
Al
poder nombrar lo que sentimos, se convierte en una entidad que está separada de
nosotros, que podemos observar y describir, incluso dialogar con ella. Para lograr
preguntar que necesita esa emoción.
Sentir tristeza es diferente a sentirse apenado o decaído por algo en particular y, mucho más diferente sentir tristeza que melancolía. Sentir inseguridad
es diferente del miedo.
Te
dejo unos ejemplos para que observes la diferencia y cual palabra se acerca a
tu real sensación.
Tomemos
la emoción de: “frustración”, las
opciones podrían ser: decepción,
desencanto, desilusión, desengaño, defraudado.
La
emoción de “sensible”: impresionable, delicado, emotivo, sentimental, susceptible,
suspicaz, blando, piadoso, compasivo, tierno.
Todas
apuntan a lo mismo pero cada palabra se siente diferente.
¿Qué
sensación te produjo leer esta nota?
Si
fue de agrado, nos vemos en la próxima.
Muchas
gracias por leerme…
Saludos,
Ernesto Reich, Reflexólogo Holístico,
Instructor.
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