Día
cuatro.
Cuando hay una situación
desconocida a transitar en nuestra vida, un desafío siempre es nuevo, se
recurre a todos los conocimientos similares con los que contamos en nuestra
memoria. O sea, intentamos ajustar la
realidad nueva, desconocida y desafiante a nuestras experiencias anteriores. Al
adoptar esta actitud, generalmente se desperdicia gran parte del nuevo
conocimiento a incorporar.
Los viejos
conocimientos absorben lo nuevo y, se refuerza lo viejo. Nuestras experiencias
anteriores se convierten en una barrera que impide la comprensión total de la
nueva situación. Y así es como creemos contar con más recursos y que la memoria
es nuestra mejor aliada.
Tan solo hemos
reorganizado y sobre-estructurado lo ya conocido. Nuestra memoria nos ha jugado
una desafortunada broma. Si realmente incorporamos plenamente un conocimiento
nuevo este se funde con nosotros, se diluye en nuestra sangre y transita por
nuestras venas. En caso de sentir dudas sobre estas palabras, haga memoria (o
sea, recurra al cajón de los hechos pasados) recuerde lo que le ocurre cuando
se sube a una bicicleta en la cual hace mucho no pasea. Es innecesario hacer
memoria de cómo se pedalea. El cuerpo lo siente, el equilibrio se manifiesta
espontáneamente y, Usted avanza libremente, sin pensarlo…
Esa libre espontaneidad
rompe las cadenas de la memoria y lo viejo, de lo que “Yo” se y de lo que es
“Mi” saber. Cada instante es un descubrimiento, un renacer en el conocimiento.
Esa libre espontaneidad,
la que encontramos en la inocencia de los niños, también brillaba en los ojos
asombrados de los terapeutas que realizaron en Curso Intensivo en Terapia
Reflexo Facial en el Centro de Reflexoterapia de las Hnas.de San Pablo de Chartres en Lima, Perú.
La noche anterior había
recibido el regalo de pasear por la ciudad recorriendo diferentes barrios,
puentes, parques, la costanera y hasta la vista general de Lima desde el Cristo
del Pacifico, enclavado en un alto cerro.
Así transitó el cuarto día
del curso. Reencontrándose con la información de los cinco elementos, el Fuego,
la Tierra, el Metal, el Agua y la Madera en este caso trabajados desde el
rostro. Con un área muy diferente al de los pies, con cuidados en las presiones
y formas de posicionarse, de cómo mover las manos y, a diferencia del “método
de las Hermanas”, producir relajación. Una relajación tan profunda que invitaba
a dormir y hasta roncar…!!!
Todas manifestaciones
generadas por el estímulo producido durante la práctica reflexológica. Desde las
manos, los pies o el rostro, la reflexología moviliza la energía de la persona
en busca de su equilibrio.
Ernesto
Reich, Reflexólogo Holístico/Instructor.
Director de la
Escuela Holística Argentina de Terapia Reflexo Facial.
Cuarta de cinco entregas.
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