“Mientras que nuestros pensamientos
son totalmente privados, la mayoría de nuestras emociones se detectan por una
señal distintiva que ayuda a los demás a comprender cómo nos sentimos”, Paul
Ekman.
Es un sistema de señales
universales, el más importante que tenemos como medio de información sobre lo
que nos sucede, hacia otras personas.
¿Cómo se manifiestan esas emociones?
Nuestro cuerpo, el rostro, son el
principal escenario de estas manifestaciones.
Frotarse las manos intensamente puede significar frio, o
nerviosismo. Taparse el rostro con las manos
puede tener varias lecturas, una de ellas la vergüenza, pero lo concreto es que
hay una acción de protegerse o de ocultar.
No todas las personas reaccionan de
igual modo ante un mismo estímulo. El
temperamento y el carácter de cada persona están sustentados por sus creencias
y pensamientos. Dependiendo del tipo de pensamientos serán las emociones que
desencadenarán y estas nos llevarán a realizar las acciones.
Cuántas veces hemos utilizado la
expresión: ¡se te nota en la cara!!!
Para quienes dicen que el rostro es
el espejo del alma, nuestras emociones ponen de manifiesto de qué modo estamos
transitando ese instante. Analizando la
situación, todo nuestro organismo está en funcionamiento e interactuando.
Un grupo de
psicólogos alemanes comprobaron, a través de un experimento con voluntarios, resultados
que indican que el rostro humano no solo es una extraordinaria fuente de información
acerca de nuestro estado emocional interno, sino que también es una especie de
regulador de emociones.
En sentido inverso,
desde el rostro, podemos atender las disfunciones que nuestras expresiones
alertan.
Ernesto Reich, Reflexólogo Holístico /
Instructor.
Terapia
Reflexo Facial.